
Es una playa pequeña, solitaria y atractiva. Cuenta con imponentes acantilados, arena dorada y aguas color turquesa. Al ser de difícil acceso, suele ser visitada más por los habitantes del pueblo y surfistas experimentados. Cuando la marea es baja se forman pequeños charcos que sirven de piscina.
Debido al fuerte oleaje, las corrientes y la presencia de acantilados se recomienda tener cuidado al bañarse. Es una playa virgen y está situada en una zona escasamente poblada y muy tranquila. Al llegar, podrán estacionar el coche en la cima del acantilado.
Lógicamente, la playa carece de servicios, restaurantes o bares, típicos en los centros/puntos turísticos. Se recomienda ir bien equipado con toallas, tiendas de campaña, alimentos, bebidas, etc.
No obstante, a unos 10 kilómetros de distancia está una tienda (Tindaya) que vende todo lo necesario para pasar un rato agradable en la playa.